Ophélie es la protagonista de nuestra historia. Es una joven de gran belleza, inteligencia y también sencilla. No le gusta llamar la atención, aunque su opinión cambiará cuando se cruce con su fantasía: Michael Brown. Le gustan los halagos, pero su sensibilidad hace que incluso llore por ellos, algo que puede exasperar al lector. Sin embargo, a esto se suma que hay determinados comportamientos que no parecen cuadrar con sus modales ni forma de pensar, sobre todo en lo referente a Michael. El talentoso actor, por su parte, se presenta como una persona fría y egocéntrica, aunque a medida que avanza parece recuperar la sensibilidad y el corazón. Michael Brown será una de las personas que más cambie en la novela. Otros de los personas que aparecerán son Laure, la mejor amiga de Ophélie y, sin duda, la más divertida. Con ella la risa está asegurada; y Christophe, un hombre atento, culto y sensible que deberá luchar por la atención y amor de Ophélie.
La trama de la primera entrega de la trilogía Movie Star se presenta como algo típico. Y así es. No obstante, los acontecimientos consiguen enganchar al lector y es que los sucesos impiden dejar de leer, aunque algunos muestren la ficción tal y como es. La novela, basada en la amistad y el romance, está cargada de escenas sexuales. Sin embargo, el erotismo deja mucho que desear y no sólo por la narración vulgar, sino que la autora parece querer mostrar el sexo vainilla de forma distinta y, sin embargo, cae en el intento. Menos mal que el personaje de Laure consigue salvar las escenas de sexto. La narración, por su parte, se acerca a una estructura epistolar, pues aquello que leemos es lo que la protagonista escribe en su diario. Pese a todo lo anterior, el final atrapa al lector, deseando conocer qué sucederá a continuación. Por otra parte, el mayor fallo de todo es la traducción. Faltan palabras y artículos, aunque esto no impide la lectura pero sí que la dificulta. A esto se suma que las conversaciones entre las mejores amigas -Laure y Ophélie- parecen sacadas de novelas del siglo XIX debido al lenguaje clásico y elegante que se utiliza en la versión española.